Cuenta una vieja leyenda de la Edad Media, un hombre muy virtuoso fué injustamente acusado de haber asesinado a una .
En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso desde el primer momento se buscó un chivo expiatorio para encubrir al culpable.
El hombre virtuoso fue llevado a juicio, ya conociendo que tendría escasas o nula oportunidad de escapar al terrible veredicto, ¡la horca! El juez, no obstante estar también complotado, cuidó darle al proceso todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado;
"Conociendo tu fama de hombre justo y del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino; escribiremos en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás , y será la mano de Dios la que decida tu destino". Por supuesto que el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda, CULPABLE. La pobre víctima, aun sin conocer los se daba cuenta de que el sistema propuesto era una trampa. No tenía escapatoria.
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